jueves, 21 de marzo de 2013

Técnicas de aclimatación



 Tomando en cuenta que los fenómenos meteorológicos presentes en las alturas (mayores a los 2.800 msm) tienen una influencia directa sobre el individuo que, ajeno a este ambiente, se dispone a realizar ejercicios físicos de mediana o alta magnitud (este es el caso del montañista), es importante puntualizar que después de considerables experiencias de carácter médico-deportivo, se han logrado precisar elementos que de una u otra forma permiten optimizar el proceso de "ACLIMATACIÓN" y "ADAPTACIÓN" a la altura. Tendremos en cuenta al primer proceso como una serie de cambios y respuestas transitorias por las que pasa el cuerpo antes de lograr cambios más definitivos y fisiológicos que le permitan lograr permanecer de una forma permanente o prolongada en la altura como es el caso de los Sherpas y otras etnias en el Himalaya y muchos de los nativos que habitan a lo largo de la cordillera Andina.
La mejor y tal vez única medicina para el

"mal de altura" es bajar.

Si observamos los resultados de rendimiento físico en las competencias olímpicas de "fondo" realizadas en Ciudad de Méjico (altura moderada de 2.240 msm) en el año de 1968, podemos notar que estos tuvieron un descenso de un 5 a 10 % de los estándares para la época. Las causas de esta disminución en el rendimiento físico del deportista, aún hoy en día no están muy claras, sin embargo se habla de factores como la disminución de la presión arterial, vasoconstricción pulmonar, etc... . En este sentido lo que sí se puede concluir es que hay una evidente disminución del consumo máximo de Oxigeno a nivel corporal (VO2 máx.), y es precisamente mediante este factor que podemos medir el rendimiento físico de una persona, por ejemplo, un montañista a una altura de +/- 4.800msm. (Pico Humboldt, Mont Blanc) no conserva más que el 70 % de la capacidad física que dispone a nivel del mar. En la cima del Everest (8.848 msm), esta capacidad se ve reducida a solamente el 20 %, cantidad apenas suficiente para caminar a un ritmo muy lento.
Es aquí precisamente donde mejor encaja la propuesta de que la buena condición física (léase como una mayor capacidad para consumir el Oxígeno) es un elemento indispensable a la hora de practicar la "Alta Montaña". En este sentido, gracias a la cantidad de experiencias que en la actualidad existen con respecto a las permanencias de expediciones a grandes alturas, he podido observar directamente con las visitas que anualmente he estado realizando a zonas de "Alta Montaña" (Himalaya y Andes), en compañía de montañistas "élite", y diferentes grupos de personas (con condiciones físicas entre Regular y Muy Buena), que siguiendo algunas normas sencillas, en los grupos no se han presentado síntomas graves de (AMS/ Mal Agudo de Montaña).

NORMAS DE "ORO" PARA UNA BUENA ACLIMATACIÓN
.- Una buena condición física es un elemento importante, que hay que tener en cuenta a la hora de visitar la "Alta Montaña"... ¿ Y por qué no al practicar el montanismo en general?
Relaciones entre "Presión de Atmosférica" y  "Volumen de 
Oxígeno atmosférico" referidas a la altura .
.- Los ascensos en alturas mayores a 3.000 msm deben realizarse de forma pausada tratando de que los cambios de niveles (para campamento o pernocta) no sean mayores a los 400 m diarios.
.- No permanecer mucho tiempo en alturas superiores a los 5.500 msm.
.- La utilización de algunos fármacos, bajo supervisión médica, es recomendada (DIAMOX /Acetasolamida, y analgésicos). y algún analgésico para eliminar o disminuir los acostumbrados dolores de cabeza de la altura.

Tenemos que partir de una premisa, el AMS (mal agudo de montaña) no es en
principio una enfermedad como tal, se trata de una señal de alarma que nos indica que el
cuerpo no posee condiciones elementales de funcionamiento, obligándonos así a tomar
medidas. En caso contrario, el AMS si puede transformarse en un proceso patológico en el
que los peligros más importantes son los edemas (cerebral y/o pulmonar). La experiencia
nos indica que ninguna persona esta realmente exenta de padecer AMS, sin embargo,
quiero insistir en las ventajas de poseer una buena condición física y llevar un proceso de
aclimatación progresivo, especialmente cuando se trata de alturas superiores a los 5.500
m. Es importante tener en cuenta, que como en toda enfermedad, el mejor preventivo es
eliminar la causa que la produce, en este sentido, la mejor y tal vez única medicina para el
"mal de altura" es bajar, es decir descender a alturas preferiblemente inferiores a los
3.500 m, en la mayoría de los casos este suele ser un remedio sorprendente e infalible.


Experiencias con el Diamox (acetasolamida)


            Desde que en 1991 participara en la primera expedición venezolana al Himalaya, cuyo objetivo fue escalar el pico Pumori, el uso del Diamox (nombre comercial que el laboratorio Lederle da a la Acetasolamida) comenzó a ser familiar para mi, especialmente porque debido a la cantidad de personas con las que suelo visitar zonas de alta montaña, la recomendación de su uso, para mi ya se ha hecho costumbre. En este sentido, he podido observar, no puedo negar que “hasta con cierto asombro”, la mayoría de los que lo han tomado (para no decir todos) han eliminado los incómodos efectos del “Mal Agudo de Montaña” y sus peligrosas consecuencias. A continuación quiero hacerles llegar una explicación técnica sobre lo que es el Diamox ya que debido a ser un diurético, la mayoría de los médicos no relaciona su uso con la práctica deportiva y menos aún si se trata de “montañismo”, por lo cual se sienten extrañados cuando les consultamos sobre sus beneficios en esta actividad, si este es el caso, les sugiero hacerles leer estas notas del doctor Armando Subero (Director médico de las expediciones Pumori 91 y Ama Dablam 93) publicadas en el folleto “Diversitas” # 2 de diciembre de 1995:
            “ La alcalósis respiratoria producida por la hiperventilación, conducía a un mecanismo compensador, eliminando bicarbonato por el riñón, para compensar la disminución de ácido producida por la perdida de CO2.
La Acetazolamida es una inhibidora de la anhidrasa carbónica, enzima encargada de liberar CO2 del tejido, que al inhibirse engaña al centro respiratorio, simulando un exceso de CO2 y mejorando la oxigenación como el equilibrio ácido-base a través del riñón. Los resultados publicados, señalan un beneficio importante con el uso de la Acetazolamida en la altura. Obteniéndose niveles arteriales de oxigeno superiores en un 20% en los sujetos que la ingieren, llegándose a decir que su uso equivaldría a bajar la altura del Everest en un 20%. Los resultados también indican, que la Acetazolamida no solo reduce los síntomas del EAM (Enfermedad Aguda de Montaña), sino que incrementa en altitud la capacidad de ejercicio y reduce la perdida muscular en grandes alturas.
Su utilidad se manifiesta tanto, en la prevención como en el tratamiento; la dosis recomendada es de 250 mg. dos veces al día, comenzando 24 horas antes de llegar a los 3.000m, manteniéndola hasta considerarse aclimatado en la mayor altura, o al descender a alturas menores a los 3.000m. En caso de síntomas de EAM se aumenta la dosis hasta 500 mg. tres veces al día. Sus efectos secundarios se limitan a “hormigueo” en la punta de los dedos, nariz, labios, orejas, etc..., que ceden  a los pocos días”.

            Como una observación, es importante mencionar que el DIAMOX (En Venezuela vendido comercialmente con el nombre de ACETAB), como todo diurético, y aunque este sea de acción moderada, produce un aumento en la perdida de liquido a nivel corporal (deshidratación), por lo que es conveniente aumentar la ingesta de sales minerales bien sea a través del aumento en la cantidad de bebidas o alimentos ricos en sodio y potasio.