Desde que el hombre pobló
la tierra, su capacidad de crear, innovar, evolucionar, lo hizo un ser
particular y entre las particularidades surgió la necesidad de ser “mejor” y
fue así como la historia se fue llenando de aforismos que notaban la necesidad
de identificarnos de manera particular a cada ser, haciéndonos ver como parte
de un todo y no como un todo formado por partes, y así a los Nigerianos les
dijeron “Negros”… más adelante “afrodescendientes”, y a los “Asiáticos” los
llamaron “Chinos”, y a los del “Sur” “Sudacas”, y comenzamos a ver quién era
menos que el otro y a generar necesidades ficticias que nos empujaron a
separarnos de lo que a fin de cuenta somos en realidad… una mágica parte de un
todo que se mueve al unísono hacia su “salvación” simultáneamente que a su “destrucción”.
Evidentemente y siguiendo
este orden de ideas, comenzaron a existir las cosas prohibidas y las permitidas
y en base a esto las culturas fueron arraigándose en el subconsciente colectivo,
permitiéndole a unos cuantos la posibilidad de controlar la diversidad
conductual de una gran mayoría. Y a que viene tanto misterio, que tiene que ver
todo esto con lo que “Alfredo” siempre trae a colación… La Montaña.
Leyendo hoy un tema que me ha interesado y más aún “preocupado”: ¿Fue excesivo que Leo Houlding pagara 10.000 $ por escalar el tepuy Autana?, pude recordar un caso muy sonado en los Estados Unidos (específicamente en Wyoming), en el Monumento Nacional “Torre del Diablo” en el que las comunidades de nativos del área solicitaron al estado la prohibición de la escalada en esta maravillosa mole de roca alegando un significado mágico religioso, a lo cual los escaladores respondieron con el mismo argumento, defendiendo que ellos también realizaban la escalada como reflejo de una necesidad de crecimiento interior y de acercamiento a la naturaleza, a lo cual el estado dictaminó a través de una normativa en 1995, declarando a “Devil Tower” como una reserva tanto natural como cultural, sagrado para los indígenas americanos de las llanuras del norte, y libres de ser escalado con un cierre VOLUNTARIO durante el mes de junio. Este fenómeno no es aislado ni se circunscribe a los Estados Unidos, en los Himalayas el tema de las montañas “Prohibidas” y “Permitidas”, tiene un largo historial que a diferencia de “La Torre del Diablo” está manejado con una discrecionalidad diferente por encontrarse la mayor parte de la cordillera en zonas de escasos recursos donde en muchos casos la política y el dinero suelen sobreponerse a los aspectos culturales y es así como hemos podido ver como montañas consideradas como sagradas, año tras año van engrosando la lista de “apetecibles” lugares donde realizar ascensos a montañas “vírgenes” por sumas de dinero, en muchos casos inconcebibles. Un caso muy notorio es el del Monte Kailash, uno de los lugares más sagrados del mundo, ubicado en Tibet, que a mediados de los años 90 se le fuera otorgado el permiso de escalada a un grupo español, básicamente con un basamento político… el de “hurgar” un poco en la ya profunda herida del pueblo tibetano luego de la “Invasión Cultural” China a ese país, evidentemente privo el sentido común y los designios del “pueblo” fueron cumplidos… la escalada nunca se llevo a cabo.
Digno de mención también es el caso del “Sagarmatha” (Reina Madre de la tierra). Conocido por todos los occidentales como el Everest, morada divina donde solo los dioses se atrevieron a llegar y que a pesar de ello los “mortales”, con todo el sentido de la palabra, llegaron a pagar hasta 64.000 dólares por persona para ser prácticamente “transportados” hasta su cima, muchas veces a riesgo de sus propias vidas.
Venezuela no ha escapado a esta “debacle” de permisos y prohibiciones, como siempre he pensado la mejor respuesta a la “incapacidad administrativa” se llama PROHIBICIÓN, y en nuestro país hemos demostrado realmente no ser “muy” capaces en manejar los designios de nuestras Áreas Protegidas, con lo que nos hemos acostumbrado a movernos entre la ilegalidad y la corrupción para poder realizas esos “sueños” que los políticos nos han vendido para engrandecer la patria. Hazañas como las difíciles rutas para escalar el “Salto Ángel”, Roraima y Autana, entre otros se han visto opacadas por arrestos, decomisos y visitas a la Fiscalía de figuras particularmente importantes no solo dentro del ambiente deportivo nacional, sino también de personalidades internacionales… y pensar que una de las más conocidas imágenes turísticas de nuestro país que invitan al “incauto” turista foráneo a visitar esta tierra de “aventuras”, es nada más y nada menos, que la “cotizada” pared del Auyan Tepuy, desde la cual se lanza al vacío la cascada de agua más alta del mundo.
Cuanto cuesta un sueño? 10.000, 64.000… cómo me dijo una vez un artista Nepales “solo yo se cuanto cuesta mi arte… usted solo le pone el precio”. Una vez más se quiere poner precio a algo que no lo tiene, porque criticar a Houlding por su pago en el Autana si se trató de una mera relación comercial entre nativos y visitantes. Entonces tendríamos igualmente que cuestionar los 50.000 USA$ que cada persona paga por escalar el Everest o tal vez criticaremos las cuantiosas sumas por ir a Machu-Pichu y si continuamos profundizando al tema llegaremos a plantearnos cuestiones tan absurdas que nos obligarían a quedarnos encerrados en la casa y no hacernos ninguna propuesta por temor a herir “susceptibilidades” de aquellos que “quieren ir, pero no dejar ir”, con la excusa de que siempre somos nosotros lo que sabemos que es correcto pero los otros no.
Pudiéramos escribir un libro al respecto “estigmatizando” las iniciativas de otros en el intento por lograr realizar proyectos que se mueven entre lo “razonable” o no, sin embargo bastaría tal vez con seguir el sentido común o tal vez llamarlo… “instinto”, para acercarnos a lo “correcto” y evitar así convertirnos en “jueces y verdugos” de situaciones que hoy son criticables y mañana ejemplares. Hay una cosa que si tengo clara, mientras sigamos teniendo tantas prohibiciones en nuestras montañas y en las del mundo, seguirán aumentando proporcionalmente las “violaciones”, porque a fin de cuenta las montañas se escalan solo… “porque están allí”.