De la noche a la mañana, en un
abrir y cerrar de ojos, apareció una palabra que pensé había desaparecido del
vocabulario… “pandemia”. Según la definición de la RAE: “Enfermedad epidémica
que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una
localidad o región”. A partir de ese momento muchas ideas comenzaron a dar
vuelta en mi cabeza. De repente nos encontramos todos enmascarados (Cosa
totalmente prohibida algunos meses atrás), hipocondríacos, paranoicos, y con
una preocupación verdadera por un futuro incierto que la “Naturaleza” había
comenzado a exigir desde hace ya no pocos años.
En el área del turismo, que es en
la cual yo me desempeño profesionalmente, este fenómeno de la pandemia
definitivamente tendría que replantear todos sus conceptos: movilidad,
alojamiento, destinos, seguridad sanitaria, etc. Había llegado finalmente la
necesidad del cambio que tanto se había hablado, pero nunca me imaginé que
llegaría a tropezones y empujones, impulsado por una enfermedad que causaría
tantas muertes. Afortunadamente, si es que se puede hablar de “suerte”, una vez
más los hechos apuntaban a que el camino que habíamos tomado algunas personas
hacia un turismo más cónsono, un turismo que, como se llama en la actualidad,
fuera más sustentable con el ambiente y sus habitantes y sostenible en el
tiempo, un turismo más adaptado a esos cambios que nuestra abarrotada sociedad
en la que la producción, el consumo y el desecho del excedente había llegado a
niveles insostenibles… “enfermizos”.
En marzo del 2020 la OMS
(Organización Mundial de la Salud) declaró que una nueva enfermedad, el
COVID-19, podía caracterizarse como pandemia. Tan solo un mes antes de esta
preocupante noticia, me había llegado una interesante propuesta desde Uruguay,
para abordar un documental sobre nuestras montañas andinas. Ramón Cardini, uno
de los representantes de la empresa cinematográfica “Trailer Films” me propuso
comenzar antes del mes de mayo la filmación de un documental, que, con el
anuncio de la pandemia y las consecuentes regulaciones de los gobiernos
nacionales e internacionales, este proyecto de “Andes Mágicos” entró en un
preocupante letargo. Igual que este proyecto, mi calendario de actividades cayó
por un abismo cuyo fondo no se divisaba claramente, lo que al principio no me
preocupó mayormente, pensaba yo… “A fin de cuentas una gripe no puede durar
tanto tiempo”.
Y así fueron pasando los días,
semanas y meses viendo boquiabierto como la enfermedad que había causado tanta
inconformidad, terminaba con la vida de mucha gente en casi todo el mundo y
cada día más cercana a mi entorno. Era el momento de visualizar una solución
que a largo plazo diera mejores resultados en cuanto a un futuro más certero,
más humano… “más natural”. Ya no estábamos hablando de la desaparición de
glaciares desconocidos, ni de agujeros invisibles en la capa de ozono que cubre
la tierra, ni tampoco de la así llamada “Isla de plástico” ubicada en el océano
Pacífico. Ahora se trataba de un amigo, un familiar o algún ciudadano del mundo
que se enfermaba y en alguna ocasión moría. Se trataba de entender que la
manera en la que estábamos viviendo no era la más apropiada, y en este sentido,
la NATURALEZA nos lo estaba advirtiendo, tratando de hacernos entender esa
complicada y casi lógica relación que mantiene la vida en el planeta, que éramos
un elemento más de esa relación natural y no un elemento ajeno a ella o peor
aún, controladores o modificadores de la misma.Ha sido un tiempo de
introspección, que los “místicos” llamarían de “retiro”, en el que solo dos
opciones son posibles: perder el tiempo, o involucrarnos en proyectos que a
futuro ofrecieran alternativas diferentes a las que, hasta ahora, hemos estado
manejando, alternativas radicalmente diferentes, que sean la “medicina” de esa
peligrosa enfermedad que todos estamos padeciendo… la perdida de nuestra “Identidad
Natural”.
Mientras tanto, en este año 2021,
las cosas se han ido encaminando lentamente, como suelen ser los cambios
verdaderos, lentos, aunque radicales. Aparecieron las vacunas, las personas
comenzaron a preocuparse más por su salud, a ejercitarse.
Por mi parte, el año 2021, a
pesar de no contar con viajes considerablemente relevantes, he podido ponerme
en contacto indirecto, a través de las “redes”. El hecho de haber concretado la
filmación del capítulo “Venezuela” producido por Luís Ara de “
Trailer Films”, y
prácticamente de manera simultánea haber sido seleccionado por la organización “
EcoTrip Match” como el mejor Guía de Naturaleza del año, me ha dado la especial
oportunidad de que, lo que irónicamente había creído perder con la pandemia y
el aislamiento, me he podido poner en contacto con mucha gente y he intentado
transmitir que, somos parte de la magia que a cada momento se manifiesta en la
naturaleza, y en la medida que así lo entendamos, viviremos en un mundo más
sano… ¡Más NATURAL!