jueves, 4 de mayo de 2023
martes, 17 de enero de 2023
PICOS DE EUROPA
Para mí, al hablar de montaña en Europa es imperante nombrar a España, este ha sido un país donde la acogida a los venezolanos, especialmente a los que hacemos montaña, siempre ha sido cordial y positiva. Luego de mis primeras escaladas en Montserrat y los Pirineos, tenía un objetivo que, por uno u otro motivo, siempre había quedado pendiente… “Picos de Europa”. Esa región situada al Norte de España que había conocido gracias a los continuos relatos de mi amigo de infancia y de montaña Luis Alberto.
Han pasado muchos años y el nombre de “Naranjo de Bulnes” ha permanecido siempre en mis pensamientos. Ha pasado la pandemia y tocaba visitar una vez más España, definitivamente no podía faltar la MONTAÑA. En principio tenía como objetivo un trekking familiar a la región de Ordesa en el Pirineo Aragonés, sin embargo, y gracias a la insistencia de Juancho Urosa, que se desempeñaba como médico en la región de León, el nombre de “Picos de Europa” salió a relucir. Entre una y otra conversación, a Juancho no le costó mucho convencerme, y con sus habilidades metódicas, logramos levantar un itinerario muy representativo para hacer un recorrido de los sectores más valiosos desde el punto de vista cultural y escénico de esta zona montañosa del Norte del país.
Finalmente, allí estábamos en el terminal aéreo de Madrid (Barajas) para encontrarnos el día 5 de septiembre con Juancho y trasladarnos hacia la ciudad de León y hacer algunas compras necesarias para nuestro itinerario. Unas 4 horas fueron suficientes para llevarnos entre calles empedradas y edificaciones antiguas a la casa de Juan y poder así depurar nuestros morrales y hacernos de unas cuantas exquisiteces que nos deleitaran durante el viaje. León se hace notar como una ciudad tranquila, ideal para comenzar un viaje hacia las hermosas montañas de “Picos”.
Un corto trayecto de 62 Km. nos condujo por una hermosa carretera que poco a poco fue revelándonos ese maravilloso mundo montañoso que descubriríamos a los siguientes días. Sin mucha prisa nos detuvimos a probar algunas de las exquisiteces del camino y deleitarnos con estos paisajes privilegiados. Al llegar a Riaños, nuestra posada estaba ya disponible para alojarnos y, luego de una excelente cena, darnos la oportunidad de un merecido descanso que nos preparara para la siguiente jornada de caminata.
Desde Riaños a Cordiñanes solo nos separaban 34 Km. así que lo del apuro lo dejábamos para otro día. Nos fuimos a desayunar con calma y una buena “tortilla de patatas”, acompañado con pan y mermelada de la casa nos esperaban, finalizando con un excelente café (cortado doble). Una carretera impecable nos adentraba hacia una zona cada vez más montañosa, hasta atravesar un pequeño caserío donde nos equipamos con algo de agua y gaseosas y así buscar un buen puesto de estacionamiento donde dejar el “coche” (entiéndase carro en el mejor castellano criollo) por algunos días. No puedo negar mi preocupación "venezolana" cuando Juancho insistió en que se podía dejar el vehículo a la intemperie, lleno de equipajes y varias pertenencias durante algunos días sin que “sucediera nada”… “que falta de imaginación y creatividad delincuencial tienen en España”, le dije yo a Juan en modo de chiste, para hacer “catarsis” de la preocupación por dejar el carro “a la buena de Dios” en el pequeño parqueadero del lugar.
Tal vez, por el desnivel a sortear en este tramo de la ruta, me atrevo a decir que esta es la parte más exigente de la ruta que hicimos. Este tramo corresponde a uno de los “Senderos de Pequeño Recorrido” (PR-PNP16).
El recorrido que parte desde la localidad de Cordiñanes a 850 m de altitud, en el Valle de Valdeón, sube hasta los 2.064 m de Collado Jermoso en poco más de seis kilómetros. Afortunadamente al finalizar esta subida, que pasa casi desapercibida por la belleza del paisaje, se encuentra el modesto pero acogedor refugio “Diego Mella” donde la simpatía de sus guardas y personal de apoyo, nos hicieron sentir como en casa. Un sueño reparador y profundo, ayudado por el cansancio del día, nos permitió descansar lo suficiente como para emprender la siguiente jornada.


A partir del “Urriellu” el paisaje comenzó a cambiar radicalmente, las rocas comenzaron a dar cabida a verdes yerbas y los arboles también comenzaron a hacer presencia. El sendero se hizo más amplio y en definitiva, pudimos notar como, la ruta que recorreríamos este día, es una de las más populares del Parque Nacional. Nuestro objetivo estaba a un poco menos de 10 Km. de distancia y tendríamos un desnivel de bajada de 1.400 m. en definitiva, sería un día tranquilo en el cual nuestro principal objetivo era el disfrute. Sin darnos cuenta y entre una conversación y otra, entre cercados de vacas y casas de montaña, alcanzamos el refugio “La Tenerosa”, y después de saludar al encargado continuamos descendiendo por la pradera hacia el hermoso pueblo de “Bulnes”, al cual llegamos aproximadamente a las 2:05 pm. Este pequeño poblado es considerado uno de los más remotos de España y a pesar de que se puede llegar a sus cercanías con un tren de cremallera, hoy día no existe la posibilidad de acceder a él en vehículo automotor. Diríamos que es un pueblo de montañas, para montañistas. El único problema es que escogimos este pueblo para pasar la noche y, al día siguiente, no nos queríamos ir.

Desde Caín, al siguiente día, tomamos la van que nos trasladó nuevamente a la ciudad de León, donde dimos por terminado nuestro recorrido, pero no así esta experiencia vivida juntos… que durará para siempre.
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