domingo, 17 de enero de 2010

Entre Símbolos y Valores… la tragedia del “Bolívar”.




2010, el año del tigre abre sus puertas para la lucha de lo que año tras año parece no terminar. Mis continuos viajes alrededor del país… y fuera de él, me sumergen en un enriquecedor cansancio que me hace notar como lo más preciado del país se va desmembrando a pasos agigantados. Los campesinos empobrecen, los paisajes se destruyen… las esperanzas se desvanecen.
Hemos aprendido a valorar lo que es nuestro en un lento caminar por la historia de nuestras vidas, una cultura nos ha cobijado y hemos llevado adelante el “proyecto” que mal que bien nos ha identificados como “venezolanos”. A pesar de cualquier cosa y de tantos desmanes que hemos superado aún mantenemos el orgullo, no se si llamarlo “fe”, de que estamos en uno de los países más hermosos del mundo… claro, no podría ser de otro modo, es un país joven donde casi el 40% de la población es menor de 18 años, el país escasamente tiene 500 años, es decir, nos encontramos en pleno crecimiento, tal vez en nuestra más cruda adolescencia, sin embargo no podemos dejar de valorar todo lo que hemos aprendido durante nuestro paso por estas tierras de Bolívar o como diría Humboldt (Que suena más universal) por estas “Regiones Equinocciales”.
En Venezuela ha habido médicos, de los buenos (Jacinto Convit, Fernández Morán, José María Vargas, etc), escritores (Teresa de la Parra, Miguel Otero Silva, Arturo Uslar Pietri, etc), músicos (Teresa Carreño, Simón Díaz, Gustavo Dudamel, etc.), campesinos, deportistas, obreros… tal vez pueda excluir a alguien, sin duda que sí, pero no lo hemos hecho tan mal, sin embargo ha llegado el momento de no dejar torcer el camino, el momento de entrar en nuestra más floreciente juventud para no tener el futuro oscuro de aquel joven que bajo una mala dirección tomó las decisiones erradas y las cicatrices marcaron el resto de su vida para convertirlo en un ser mediocre, triste y sin valores.
En mi caso particular, considero que Venezuela me ha brindado la oportunidad de descubrir un mundo nuevo en cada paso que he dado, maravillosas personas, entre ellos mi familia, me han permitido descubrir un mundo lleno de cosas nuevas hacia los 4 puntos cardinales de una geografía cargada de magia y abundancia, la misma abundancia que nos ha hecho despreocupados y ha permitido que tanto aprovechador nos venga a arruinar lo que nos ha costado toda una vida. Sin embargo, bajo esta premisa, no puedo negar los valores que he aprendido subiendo las montañas que levantan tan hermosa tierra tropical hacia el cielo, o las selvas que cubren de misterios cada centímetro del país. He aprendido a tener valores, sustentados estos en muchos de los “símbolos” que definen nuestra nacionalidad, es importante destacar que ellos van mucho más allá de elementos políticos, culturales, nacionales, etc… pongamos un ejemplo. Para mi como “montañista”, después de haberme formado en estas lides, y haber logrado subir al punto más alto de nuestra geografía… naturalmente el Pico Bolívar (13 de Abril de 1974), en ese entonces, me llamó mucho la atención encontrarme con el inmenso “Busto de Bolívar” en este punto tan alejado de la geografía nacional, para mi era incomprensible. Más adelante esto me llevo a indagar como era posible que algunas personas, aún 5 años antes de yo haber nacido, ya habían colocado la impresionante escultura en la cumbre de nuestro país. Leyendo, indagando, me di cuenta que personajes casi heroicos, esos que nos estimulan y nos dan ejemplo para seguir adelante, habían generado un hermoso proyecto llamado “Junta Pro Monumento”, en el que se estimulaba a montañistas de toda la geografía venezolana a escalar hasta este hermoso hito geográfico y rendir los honores al padre la patria. Nombres como el de Enrique Bourgoin, Carlos Chalbaud, Carlos Lacruz, Juan Vicente Carrillo, entre otros, se habían dado a la tarea de, no solo conseguir los fondos, sino realizar el enorme esfuerzo de llevar la pesada y enorme escultura a los 4.986 metros que culminan nuestra geografía. Tal vez muchos no sabían de la existencia del busto en este lugar y menos aún lo habrían visto personalmente, pero se trataba de un símbolo, uno de esos símbolos que consolidan nuestra identidad como lo que somos, venezolanos y en este caso particular… “Montañistas Venezolanos”.

A diferencia de otros, no quiero discutir el valor ecológico o estético de una escultura en la cumbre de una montaña, más si su significado, el de los valores que movieron a aquellos “montañistas” de los años 30 a fijarse una meta y a lograrla bajo el estímulo de la Patria, de Bolívar, su máximo héroe. Evidentemente los tiempos cambian, los valores también, pero en toda sociedad progresista van hacia adelante y nos damos cuenta porque las cosas mejoran, hay más gente haciendo cosas nuevas, todo es más fácil… hay más ejemplos que seguir. En nuestro caso no es así, nos damos cuenta como todo se ha hecho más difícil, hemos perdido el entusiasmo… los valores, hemos perdido muchos símbolos que nos identificaban.
En Enero del 2010, otro símbolo se ha perdido, el Pico Bolívar ya no tiene su “Busto Original” , alguien determinó que estaba deteriorado y optó por encontrarle un nuevo lugar… La gobernación del Estado Mérida. De igual manera se colocó una REPLICA (https://www.aporrea.org/actualidad/n155562.html).  Lo bueno es que, con Busto o sin Busto, las montañas siguen abiertas a todo ese espíritu de aventura que permita abrir nuevos caminos, siempre habrá la posibilidad de recordar grandes hazañas y así como Domingo Peña y Enrique Bourgoin serán siempre recordados por haber subido el “Busto del Libertador” al Pico Bolívar, "Oros" siempre serán recordados por haberlo bajado.