viernes, 28 de octubre de 2016

Más allá de Las Montañas… su gente

Siempre me he sentido atraído por ese infinito mundo de horizontes azules, de silencio y frías aguas. Constantemente me pregunto el porqué de esta “pasión”, porqué regresar una y otra vez a este mundo inhóspito en el que a medida que subo las condiciones son más exigentes… menos “Humanas”.

Son ya algunos años en los que una y otra vez he regresado a las montañas que más amo… El Ávila de los caraqueños, los Andes venezolanos, los del Ecuador… los Himalayas. En todos estos lugares, entre sus piedras, entre las plantas que te acarician al recorrer sus caminos. Pareciera que cada vez que visito estos lugares, algo de mí quedara allí para siempre, pareciera que el viento susurrara algo en mis oídos y no terminara de entender lo que me quiere decir. 

Afortunadamente la vida me ha permitido regresar cada vez que así lo he considerado y deseado, y poco a poco he ido descubriendo que antes y después de iniciar el ascenso hacia las cumbres, siempre hay un rostro que me sonríe, una mano que me extiende un café, un té o una arepa caliente… siempre he encontrado cobijo cuando lo he necesitado… y cuando no también. He encontrado siempre un aprendizaje en las largas horas de caminata, en el intercambio con todas las personas que caminan a mi lado, los baquianos que me acompañan. Ellos han sido los que le han dado forma a las palabras del viento, los que han traducido el lenguaje de las nubes.


Entre todas estas experiencias, hay una, que tal vez por el gran contenido espiritual de su cultura, ha tenido un especial significado en mi vida… me refiero a Nepal. Este es un país, que por el simple hecho de estar enclavado a los pies de las montañas más altas del mundo, sus habitantes reciben una influencia directa de las mismas, y son las que determinan el devenir de sus pueblos.

Había estado en Nepal, en una efímera e improvisada visita a Kathmandú en el año de 1984, sin embargo, sus montañas, que era lo que verdaderamente me atraía para ese momento, no las visité sino hasta el año de 1991, año en el que una bien planificada expedición, marcó el primer contacto de un equipo venezolano con las Altas Montañas del Himalaya… en Otoño de ese año, logramos la cumbre del Pico Pumori, muy cercano al “Sagarmatha” (Everest), y un mundo lleno de grandes y duraderas experiencias se abrió especialmente para mí. En ese momento, la mejor escusa era la Montaña…  el Himalaya. Repetimos en el 93, 94 y así año tras año, acompañados por venezolanos llenos de inquietudes regresábamos a enriquecernos con esas grandes experiencias que nos dejaban estas montañas… y su gente, esa que poco a poco nos fue considerando como parte de su familia, como sus alumnos, como sus compañeros de escalada. Ya no se trataba de hurgar entre las pendientes heladas de sus montañas, ahora había que ir más allá… había que explorar entre las
paginas antiguas de sus libros, entre el sonido de sus mantras y el olor de incienso… había que bajar la cabeza, no solo ante las gigantescas montañas, sino también ante aquellas túnicas naranjas y cabezas rapadas de sus monjes, dueños y únicos poseedores de los secretos de cada una de las deidades que habitaban en la cumbre de tan altas montañas. Fue un acercamiento que año tras año me enseñó a comprender que el único y verdadero significado que podía darle a las montañas era el de su gente, y la cultura que se generaba a su alrededor… la misma que había conocido en Europa, en América y que solo logré entender entre esta amable y especial gente de Nepal.

Cada día intento reforzar lo aprendido, cada año intento regresar para aprender más el significado de las Montañas y entender su llamado, trato de entender el significado que miles de rocas me quieren transmitir, descifrar la mirada de los “Yaks”, entender el continuo Namaste de las gentes en sus caminos… descifrar la magia de los glaciares y el color del cielo entre las nubes.

Nepal es un libro abierto que te enseña muchos de los secretos de la vida, que en estos momentos que vive Venezuela, el Himalaya ha sido un refugio… una escuela de aprendizaje, digna de ser tomada en cuenta como un ejemplo de prosperidad, tolerancia y crecimiento, entendiendo que nada de esto tiene que ver con cuanto dinero se tenga sino con cuanto pueda aportar cada persona desde el lugar donde se encuentra… por su bienestar y el de todos.




domingo, 3 de julio de 2016

Andes escondidos... viejos caminos hacia nuevas alternativas.


Apartarse de los senderos tradicionales en los Andes venezolanos, es como abrir una “caja de Pandora” en la que descubriremos maravillosos parajes, montañas vírgenes a la espera de ser escaladas y lo mejor de todo, maravillosa gente dispuesta a ayudarte y convertir tu experiencia en algo realmente maravilloso.

En cualquiera de sus ramales, especialmente en el Estado Mérida, “La Sierra del Norte”, la de “Santo Domingo” y la “Sierra Nevada”, han sido por tradición lugares predilectos de los amantes del “Montañismo” nacional e internacional. En esta ocasión, quiero referirme a esos senderos que unen la población de “Los Nevados” con la cara Sur del macizo de “La Columna”, en el que se encuentra enmarcada la montaña más alta del país… el Pico Bolívar.

Estos valles, especialmente el “Valle del Indio” y el del “Chorro Jumeoso”, se mantenían reservados para efectos de recolección de agua y pastoreo de ganado durante mucho tiempo, sólo algunos contados montañistas los conocían y utilizaban eventualmente para lograr sus objetivos.

Evidentemente la manera más lógica de llegar a estos lugares es desde la población de “Los Nevados”, cuyos pobladores conocen en detalles los senderos y “vericuetos” del sector. Aparte de esto, son expertos “muleros” y ofrecen sus gentiles servicios a todos los visitantes que así lo soliciten. Saliendo desde el pueblo, en dirección Noreste, se asciende lentamente por la vertiente izquierda de la quebrada que alimenta al río “Socopó”, al iniciar esta caminata hay que tener especial cuidado de no tomar alguno de los múltiples senderos que conducen hacia alguna de las innumerables casas de la periferia. Si no se conoce el sector siempre es bueno recurrir a un Guía experimentado y avalado (Recomiendo ampliamente a los Guías de la AVIGM “Asociación Venezolana de Instructores y Guías de Montaña”), definitivamente los arrieros y/o “baquianos” también son de gran ayuda. Al ganar altura el paisaje se hace realmente espectacular, las montañas toman una dimensión inconmensurable (naturalmente en días claros), y al alcanzar la cresta que pareciera cerrarnos el paso, conocida con el nombre de “El Embocadero”, dos majestuosos valles se muestran en la lejanía, llamando particularmente la atención uno de ellos, por su espectacular cascada, que como muchos refieren, “huméa” a ciertas horas del día por efecto de la evaporación producida al entrar en contacto con el fuerte sol mañanero de las altas montañas. Este es el famoso… “Chorro Jumeoso”. Lugar, por cierto, ideal para acampar, con el único peligro de querernos quedar allí para siempre. Desde aquí y subiendo por el flanco izquierdo de la cascada, se toma un sendero directo, con fuerte pendiente, hacía la zona del “Cañón del Diablo”, “Pico Espejo” y “Pico Bolívar”. Es importante aclarar que en la actualidad esta ruta no es apta para las mulas.

Si consideramos tomar la ruta más sencilla (aunque más larga) habría que continuar ascendiendo, durante más o menos una hora, por el cauce de la quebrada principal hasta el Valle terminal que recibe las aguas de “La Concha”, y los alrededores de la “Txomajoma”, y la vertiente Sur del Bompland, que durante años, siglos han vertido sus arenas en este majestuoso valle lleno de frondosos arboles “Coloraditos”... el “Valle del Indio”. Desde este lugar, un abanico de rutas se abre hacía la mayoría de las montañas que lo rodean, casi todas, y por un elemento importante a la hora de decidir, como lo es el hecho de poder seguir usando el apoyo de las mulas, confluyen en el sector conocido como “La Charca”. Ya desde aquí, un mundo de posibilidades se abre ante nuestros ojos, “La Travesía”, como se conoce en el argot montañero, nos lleva de Este a Oeste hacia las más destacadas cumbres del país.

Muchas de estas rutas han comenzado a ser utilizadas por el motivo principal del deterioro ambiental que han sufrido otros lugares más emblemáticos en nuestros Andes venezolanos, ahora solo queda, para perpetuar su belleza, mantener un estricto cumplimiento de las normas básicas de conservación y control de desechos, y poder así mantener para siempre la misma magia de estos lugares tan especiales.


miércoles, 20 de enero de 2016

ALTA MONTAÑA … Un ambiente “Especial”

Ese momento en el que tu corazón late de una manera desenfrenada, en el que a pesar del frío te sudan las manos, que te sientes “atontado” y te pudiera doler la cabeza… no, no es que estas enamorado, es que estas en la “Alta Montaña”. En efecto, es un ambiente que, siempre que te guste, puede llegar a enamorarte, y como siempre en “el amor”, tendrás tus “dolores de cabeza”.
En nuestro país, que podemos considerarlo como “Tropical”, definiremos esta condición geográfica, como aquellas zonas que van más arriba de los 2800 msm (metros sobre el mar), con lo cual podemos identificar una gran extensión de nuestro territorio venezolano dentro de estas características, principalmente ubicados en los estados Andinos (Mérida, Táchira, Trujillo, y varios otros). Aquí ya surge una primera pregunta… ¿Por qué esta , aparentemente caprichosa altura?... Se trata principalmente, apartando las condiciones topográficas y ecológicas del terreno, de un elemento fundamental para el desarrollo de la actividad humana… la baja presión atmosférica a medida que ascendemos y la respuesta fisiológica que tiene nuestro cuerpo para afrontar este fenómeno (Especialmente cuando realizamos ejercicios).
Definitivamente, caminar, escalar o realizar cualquier otra actividad en la altura, no necesariamente en la montaña, exige un conocimiento de las respuestas que nuestro cuerpo dará. En este sentido, hay en el mundo diferentes culturas que se han desarrollado en alturas mayores a los 3.000 metros especialmente en países donde esto es una “constante”, cabe mencionar aquí las culturas andinas y, especialmente la tibetana, donde sus habitantes han desarrollado condiciones fisiológicas especiales para llevar una vida “normal”, a pesar de todas las exigencias que demanda la “altura”. La “Alta Montaña” es un fenómeno que hay que entenderlo como algo “integral”, donde el ser humano es tan sólo un elemento más… y no precisamente el más favorecido.

Para no perder el hilo de lo que nos atañe, abordemos al “Montañismo de alta cota”, como suele conocerse en muchas partes del mundo, ya que su componente básicamente deportivo, coloca al que lo practica en una situación más vulnerable, por someterlo generalmente a situaciones de esfuerzo físico considerable y prolongado. Entrar en el “reino” de la “Alta Montaña“  es tener que sensibilizarse hacia el entorno y uno mismo, es entender el frío, el aire enrarecido, la escarpadas pendientes y como estos elementos y muchos otros pueden influir en nuestro cuerpo y nuestra “psique”, y la relación hacia los que comparten con nosotros la experiencia. El no hacer esto, no sólo traería consecuencias fatales para un ambiente natural de fragilidad considerable, sino también para nosotros mismos, potencializando las graves consecuencias que la altura tiene sobre nuestro cuerpo.
Los estudios sobre el “MAM” (Mal Agudo de Montaña), ya han sido ampliamente abordados por especialistas en todas las áreas, y lo único que me atrevería a aconsejar a todo aquel que desea iniciarse en el “Montañismo” es, La Paciencia… comenzar siempre “poco a poco”, no pensar que por el hecho de haber emprendido alguna caminata aislada a montañas de baja o mediana altura, estaremos en excelente condición para ascender a una montaña de “alta cota”; hay premisas que quisiera presentarles para su consideración:



  •  Ninguna Montaña es “fácil”. La fuerza de la Naturaleza es inconmensurable, y cualquier cambio de entorno en ella, puede ser letal para nosotros.
  • Prepárate para emprender tu meta (Informante sobre tu objetivo). Conoce y no excedas tus posibilidades.
  • Aprende a utilizar tu equipo y herramientas, dale mantenimiento y cuando vayas a la Montaña recuerda… “más, no es siempre mejor”.
  • Los ecosistemas en la Alta Montaña son sumamente frágiles, no dejes huellas, recuerda disponer apropiadamente tus desechos (Incluyendo las heces), el 80% del agua fresca del mundo viene de las Montañas.
  • La “altura” inherente a las Montañas (Baja presión y enrarecimiento del aire), produce importantes efectos en el organismo humano para poder adaptarse a ellas. Informante y prepárate sobre este particular (Mal de Altura, EAP, EAC). No olvides: “BAJAR ES LA MEJOR MEDICINA”.
  • En Venezuela la Alta Montaña, suele ser un ambiente en el que la infraestructura turística es escasa y los “grandes desniveles” en las jornadas de marcha suelen estar presentes. Redobla tus previsiones, no te apures.
  • Cuando escales una montaña de 4000 metros de altura podrás IMAGINARTE lo que quiere decir escalar una de 5000 metros. Cuando escales una de 5000, podrás pensar en la de 6000, luego intenta la de 7000… pero nunca entenderás lo que es escalar una de 8000 metros.