viernes, 16 de julio de 2010

Montañas… un cielo sin límites.




No es una novedad el tema de querer “medir”, todo lo que hace el hombre, tal vez en el afán de ponerle una referencia obligada a todo logro para así saber lo “grande” de la empresa… o tal vez como estímulo para hacer cada vez cosas más grandes. A principios de este año, a raíz del planteamiento de escalada de un niño de 13 años a la cumbre más alta de la tierra, el “Sagarmatha” o “Monte Everest”, varias personas se me acercaron para solicitar mi opinión al respecto, a lo cual como es mi costumbre respondía con un tajante: “El limite en las montañas no debe tener números, porque sino deja de ser un ejercicio personal… espiritual”.

Evidentemente todos tenemos limitaciones en uno u otro aspecto en los objetivos de nuestras vidas y afortunadamente esa brecha se puede hacer cada vez más al apoyarnos en las capacidades de nuestro entorno, especialmente la de nuestros semejantes, en este sentido, el valor del montañismo como actividad reveladora de la conciencia humana tiene un “motivo de ser” y es el de la cooperación y la amistad, prueba de ello es el valor intrínseco que posee “La cordada”, elemento fundamental que une a dos o más escaladores en un nexo que trasciende la relación interpersonal de sus componentes, es decir, la Cordada se transforma en un “nexo unitario”, donde el más fuerte es tan fuerte como el más débil, el más rápido como el más lento, y es uno de los pocos momentos en el que las decisiones se concientizan como el resultado de las variables del grupo en unión con la montaña.

No me sorprendí mucho al leer el 22 de mayo, Jordan Romero lograba llegar a la cima del “Monte Everest”, pero no puedo negar que para él será algo que seguramente marcará el camino de su vida haciéndolo probablemente una persona emprendedora y competente en cualquier área que se proponga (
http://www.youtube.com/watch?v=5HszGP5xahE&feature=related). Igualmente tampoco me sentí sorprendido cuando, pocas semanas después pude leer: “Las autoridades chinas han anunciado que a partir del próximo otoño no expenderán permisos de ascensión al Everest (8.848 m) para los menores de 18 años ni para los mayores de 60” http://www.desnivel.com/deportes/expediciones/object.php?o=20140 , a fin de cuentas, aparte de ser “invasores” del pueblo Tibetano (Lugar donde se encuentra el Everest compartido con Nepal), ya esta prohibición la tenía el parlamento comunista de Nepal. En ellos se entiende por ser, como todo régimen comunista, “protector de los destinos del pueblo”, que al parecer son incapaces de cuidar sus propios destinos. Lo que sí me tomó por sorpresa fue la “Bienvenida” que le da la UIAA (Unión de Asociaciones de Alpinismo) al gobierno chino por esta decisión regulatoria a la montaña más alta del mundo.

Siempre me ha parecido que la peor forma de regular algo es “Prohibiendo”, me parece que esto denota incapacidad administrativa donde la EDUCACIÓN debe prevalecer y enseñar normas éticas u de buena conducta que sobre todo, y más aun tratándose de montañas, haga especial énfasis en el cuidado ambiental. Este precedente de la UIAA puede ser comparable a otros en los que el tema del “record”, es decir… los números, son el motivo esencial de esta disertación sobre los límites en la montaña. Durante los años 70, con la aparición del entrenamiento físico como herramienta para superar limites “personales” en la escalada, la UIAA se cerro a la idea de permitir “abrir” una “escala de dificultades” que había sido establecida desde finales de los años 20 del siglo pasado gracias a la participación del alpinista Willo Welzembach. Esto trajo un movimiento de montañistas y escaladores que veían la implantación de este sistema como una ofensa a la posibilidad de superación de la persona. Messner comenta: “Sin duda habríamos implantado antes el “Alpinismo Puro” en los Alpes si los “veladores de las buenas costumbres” no hubieran intentado impedirlo”. De igual manera en 1970 Dietrich Hasse también habla del tema al mencionar: “Sería una estupidez creer que el VI grado es insuperable. He llegado a esta conclusión comparando el momento actual del alpinismo con las ascensiones que realizamos en los años de la posguerra en el Elbsandtein, donde llegamos a creer que habíamos rozado “el limite de lo humanamente posible” en escalada libre”.

En esta oportunidad no se trata de ponerle gradación a la dificultad, sino edad al montañista. Hoy se discuten dos “topes”, 18 y 60 años como si el anhelo por llegar a una meta tuviera edad o el aprendizaje estuviera enmarcado por el tiempo. Personalmente entiendo el riesgo que implica la práctica del montañismo como disciplina, potencializando este riesgo más aún en los extremos determinados por la juventud temprana y la vejez tardía, sin embargo factores como el “libre albedrío”, la “experiencia”, “responsabilidad”, “acondicionamiento físico”, y una larga lista de etcéteras son más importantes que los resultados implícitos del riesgo que la vida misma nos plantea desde el momento mismo de nuestro nacimiento. Para mi… El cielo no es el límite, porque en las Montañas… el cielo no tiene límites.

5 comentarios:

JoJoGraMo dijo...

muy buena reflexión Autiero, aprovecho esta nota para compartirla con los demas, gracias de antemano y Saludos

Alfredo Autiero dijo...

Jojo, gracias por tu comentario. Este Blog solo responde a una inquietud mía sobre "Prohibición" y/o "Experimentación", en los que el control, en el caso de lo primero y el riesgo, en el caso de lo segundo, establecen un conflicto permanente, donde el único "Poder" que vale es el de la decisión personal (Legal o ilegalmente)... un abrazo:

Unknown dijo...

Una interesante reflexión, que nos hace pensar...Como persona que tiene libertad de decisión...O como padres que pensarían en la seguridad de su hijo.

Alfredo Autiero dijo...

Sigue existiendo esa gran paradoja, tal vez lo más seguro para un hijo sea brindarle suficiente herramientas que le garanticen el futuro. Tal vez el padre de Jordan Romero piensa que esa es la mejor manera de lograrlo, el montañismo es una excelente posibilidad educativa...

Luz Marina Rondón (Lucy) dijo...

Alfredo, tu reflexión es por demás excelente!! Estoy totalmente de acuerdo contigo en que los límites sólo los tenemos nosotros mismos... y que "prohibir" no es la mejor forma de regular...si tan sólo pudiéramos obtener logros sin tener que medirlos!! Esa sensación al lograr una cumbre no se puede medir...definitivamente!! No se trata de contar cuántas cumbres has logrado en tu vida, sino de cómo ha sido la experiencia y cuánto lo has disfrutado... dije ¿Cuánto?? Ups...